El primer tiempo fue dominado por el equipo norteamericano. Fue el equipo de la Concacaf quien abrió el marcador por parte de Clint Dempsey, un jugador cuyo pasatiempo es cantar rap y que celebra sus goles que se los dedica a su hermana fallecida. Tras el primer gol, el Scratch se fue desesperadamente al ataque, pero en un descuido y en un buen ejemplo de cómo contragolpear, Estados Unidos anotó el segunto tanto por parte de su estrella Landon Donovan. Ya todos creían que se repetiría la sorpresa como ocurrió ante España en la semifinal.
Apenas iniciado el segundo tiempo, Brasil consiguió descontar con un gol de Luis Fabiano. Tras el tanto, el Scratch atacó insistentemente para empatar el marcador aprovechando el cansancio norteamericano. Uno de sus ataques debió terminar el gol con un remate de Kaká, pero el árbitro creyó que la pelota no entró por completo en la portería, aun cuando con las cámaras se vio que la pelota sí ingresó al arco de Estados Unidos. Pese a ello, Brasil pudo anotar con otro tanto de Luis Fabiano, aprovechando una confusión en el área rival. A pocos minutos de terminar el partido, el capitán brasileño Lucio anotó con un golpe de cabeza apovechando un tiro de esquina para voltear el partido que estaba en su contra y que le daba a su país el tercer título de la Copa Confederaciones.
Brasil fue un justo campeón, pues ganó sus primeros partidos con claridad y los definitivos con el marcador ajustado pero con su temple de favorito. El Scratch demostró con este campeonato que terminó su condición de candidato para ser campeón de la Copa del Mundo que se realizará en Sudáfrica el próximo año. Estados Unidos es un equipo en crecimiento, que demuestra que tiene una gran infraestructura futbolística en particular con los jóvenes, pues participa en todos los mundiales de las categorías sub-17 y sub-20. Es un ejemplo a seguir pese a que los norteamericanos no son todavía muy aficionados al llamado "soccer", el cual crece cada vez más en la cultura norteamericana.